Viernes Santo (IV): Una tarde-noche negra.

Tras una mañana pletórica en cuanto a cofradías y buen tiempo (a pesar del frío casi polar acentuado por el viento), la tarde poco a poco se fue oscureciendo mientras unas nubes muy muy amenazantes se asomaban por Torredonjimeno.
Ahí se despertó mi alarma que me decía que lo mismo tampoco vería al Santo Entierro en la calle este año. A las 8 de la tarde me acerqué hasta la Plaza de la Victoria para ver la salida por primera vez desde el "conventico".

Ya estaba puesto el cortejo en marcha, antes de la hora prevista y se notaba cierto nerviosismo y prisas en formar el cortejo.
Cortejo bien nutrido de nazarenos y fieles portando sus velas, aunque quizás escaso de mantillas que años antes acompañaba en gran número a la preciosa urna de plata salida de los talleres "Meneses" de Madrid.

Yo creo que es la primera vez que sale desde el Convento de la Victoria (y no desde la casa que cobija esta imagen en la calle San Antonio). La Banda de Música de Torredonjimeno llenaban con sus tristes sones el lento caminar del paso del Santo Entierro, con un selecto repertorio de marchas, entre ellas, las pocas que se pudieron escuchar como "Amarguras", "Jesús de las Penas" o "Calvario".

A su llegada a la iglesia de Santa María recibió el saludo del párroco y se unió al cortejo, junto a miembros de la corporación municipal.
En su recorrido por la Carrera de los Dolores sucedió un hecho bastante curioso. Al llegar el paso (obra de Amadeo Ruiz Olmos, que necesita una restauración urgente, al igual que la talla del Cristo, la imagen más antigua de nuestra Semana Santa, de autor anónimo, aunque se sospecha de que podría ser de alguien muy cercano a Sebastián de Solís)

Lo dicho, allí nos encontrábamos unos cuantos viendo la procesión cuando empezaron a caer unas gotas. Mientras tanto el paso estaba detenido en la esquina de la "La Perla" cuando apretaba un poco más la lluvia y, de pronto, se cruzaron por mitad del cortejo los pasos (sin las imágenes, claro está) de la Hermandad del Ecce Homo, interrumpiendo la fúnebre marcha del Santo Entierro.
Deseo que esto no pase más, ya que es un gesto bastante feo el interrumpir la marcha de una hermandad, más si se trata de la del Santo Entierro de Cristo.

Aún atónitos por lo ocurrido, nos fuimos hasta la calle Don Diego, cuando comenzó a llover con más fuerza, un auténtica tromba de agua, lo que hizo que, estando ya cerca, en vez de dirigirse hacia San Antonio, se desviara hasta el "conventico", donde se suspendió la estación de penitencia de esta hermandad.

El agua seguía y seguía, peligrando la salida de la última del día, la de la cofradía de la Virgen de los Dolores. Los anderos de la misma se dirigían hacia la iglesia entre unas tímidas gotas de lluvia.
El tiempo dio una pequeña tregua, echándose a la calle el paso de la Virgen de los Dolores, con una plaza de los Dolores a media entrada, pero que rápidamente se llenó ante la salida del paso de palio.

Un fuerte aplauso en la salida de la Virgen, tras las primeras "corrías", cuando empezaron a sonar las primeras saetas de la noche.
Pero justo cuando hizó el giro hacia la Carrera de los Dolores, comenzó de nuevo a llover con intensidad, mientras se escuchaba una nueva saeta.
Aún así se esperó un poco a ver si se calmaba la lluvia, pero al ver que ésta aumentaba en intensidad, se echaron los plásticos para proteger la venerada imagen y se dieron la vuelta para dirigirse hacia su templo, entre una fuerte ovación.

Un año más las cofradías de la tarde-noche del Viernes Santo no pudieron completar sus desfiles procesionales. Esperemos que el próximo año sí que puedan hacerlo.

Una decisión difícil la de volver, y totalmente acertada ya que fueron horas las que estuvo lloviendo con mucha fuerza sobre Torredonjimeno, dejando de hacerlo a altas horas de la madrugada.