Tras esta parada, nuestro siguiente destino fue la capital murciana. Nuestra primera visita fue el Museo Salzillo, orgullo de la ciudad y uno de sus principales puntos de interés.
Centrado sobre todo en la Hermandad de Jesús Nazareno, en sus primeras galerías se pueden observar túnicas, enseres y objetos de valor de la cofradía, siguiendo por gran cantidad de bocetos en barro de imágenes del gran escultor para pasar a una de las piezas más importantes del museo, como es el gran belén que Salzillo creó y en el que ninguna de su gran cantidad de figuras se repite, son todas diferentes.
Como no se podían realizar fotografías, no tengo imágenes que mostraros del museo.
Seguidamente las imágenes de San Juan Evangelista y la Verónica nos abrían paso a la capilla de la iglesia donde se sitúa el inmueble, y en el que de manera circular tienen expuestos los principales pasos de la cofradía, cuyas imágenes son todas de Salzillo, excepto (y curiosamente) la imagen de Jesús Nazareno.
Los pasos son los siguientes: La Santa Cena (sin duda la mejor obra, recientemente restaurada), la Oración en el Huerto (que ha inspirado a la gran mayoría de misterios con esta iconografía), la Flagelación (cuyos rostros de los sayones impresionan al visitante), la caída (escena dotada de gran movilidad), el Prendimiento (cuyo San Pedro es una auténtica maravilla), Jesús Nazareno y en el altar mayor la imagen de la Dolorosa.
A la salida y tras la visita a la Catedral y al Casino (que me encantó), fuimos a ver si veíamos algunas iglesias en cuyo interior guardaran imágenes del artista murciano. La primera a la que fuimos fue la iglesia del Carmen, donde se encuentra el Museo y la Cofradía de la Sangre. Al estar en obras, no pudimos entrar, pero muy amablemente una mujer de la misma nos abrió las puertas de la iglesia y pudimos ver algunas imágenes, entre ellas, la imponente talla del Cristo de la Sangre.
Tras ello algunas visitas más, entre ellas a la Hermandad del Rescate de Murcia, de gran devoción en la ciudad, con su Virgen de la Esperanza, además del besamanos a la Virgen del Rosario (que ya apareció en esta página). Continuamos con la iglesia de San Bartolomé, que aún estando en obras, pudimos ver la Piedad de Salzillo que corona su retablo y que es preciosa, una de las mejores tallas que vimos en aquel viaje.
Para terminar fuimos hasta la iglesia de San Nicolás, cercano al punto de comienzo de nuestra visita a la capital murciana, donde se econtraba un nazareno y una dolorosa (también de Salzillo), aparte de las figuras de la Sagrada Familia del mismo escultor.
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